lunes, 11 de marzo de 2019

Futuros fallidos

En Mobile World Congress pueden verse muchas cosas que no sirven para nada. Como un reloj al que se le puede descolgar la esfera para recibir llamadas como si fuera un pendientófono. No sé si me explico. Más útil me parecía el jarrón que recarga el móvil cuando lo metes dentro. Aunque no parece muy práctico dejar ahí el aparato, a ver quién lo encuentra luego cuando uno no se acuerda de dónde lo ha metido.

También hay avances indiscutiblemente útiles, como el arenero para gatos que se limpia solo y el panel de abejas conectado que permite al dueño saber en todo momento la humedad y temperatura para poder cuidar de sus abejas ahorrándose un paseo. Además le avisa al móvil si alguien lo está robando.

Y luego están los dispositivos que atraen e inquietan a partes iguales, como el chip del tamaño de un grano de arena que se implanta en la mano y permite pagar con la piel como una tarjeta de crédito.

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